Mi lista de blogs
16 diciembre 2018
El mejor regalo...la vida.
25 noviembre 2018
El poeta, el arte, el amor...
El poeta, hombre o mujer, no siempre escribe.
El poeta, a veces no tiene "tiempo" de escribir.
El poeta, que de verdad sueña, es capaz de mezclar los colores, de esculpir la alegría, de cantar mientras trabaja y gritar a la montaña.
Sabe tejer historias, coger al vuelo las hojas con mil fuegos del otoño, y levantar el mar para hilvanar su azul lleno de vida.
El poeta arroja otra luz en los atardeceres, espoleando las rutinas, se hace preguntas como versos, alegría con latidos de humanidad para los ojos.
El poeta con su corazón en bandolera marcha al universo cuando se le antoja beber en las estrellas, y escapa del agobio del trabajo, descansa mientras piensa y su imaginación dialoga con el ave, con la mascota y la luna, con la piedra y el árbol, con la sombra y el alba.
El poeta no tiene siempre que hacer versos, sino lo que le gusta. Y quien se acerca no sabe si es real lo que contempla, salido de las manos mágicas, tal vez virtuales, de un poeta, hombre o mujer.
El poeta, el arte, el amor, la música, no saben de estaciones.
Tampoco nuestras etapas lo saben, que tienen metas cada vez más profundas, gozos cada vez más sencillos, energías cada vez más contagiosas.
04 noviembre 2018
Para mi hijo
No hay nada más. Lo es todo. Siempre. Cada instante.
Más allá de sus fuerzas. De sus posibilidades. De todo.
Un hijo...un mundo. ¿Qué digo un mundo? El universo.
Unos ojos que te siguen. Un nombre, pura melodía.
Un huracán, un torbellino que llega y que te abraza.
Un ser que te besa, y el mundo se ilumina y se detiene.
Después, ¿de qué no es capaz una madre, por su hijo?
Se recuerda todo y se olvida todo, al mismo tiempo.
¿Importa que sea otoño, primavera, llueva o salga el sol?
Me derretía cuando contaba los años con sus dedos,
Más allá de sus fuerzas. De sus posibilidades. De todo.
Un hijo...un mundo. ¿Qué digo un mundo? El universo.
Unos ojos que te siguen. Un nombre, pura melodía.
Un huracán, un torbellino que llega y que te abraza.
Un ser que te besa, y el mundo se ilumina y se detiene.
Después, ¿de qué no es capaz una madre, por su hijo?
Se recuerda todo y se olvida todo, al mismo tiempo.
¿Importa que sea otoño, primavera, llueva o salga el sol?
Me derretía cuando contaba los años con sus dedos,
y cantaba con saltos en su cama.
O iba apagando velas mágicas, que de nuevo se encendían...
Y el sobresalto inquieto de su voz, al decir que tiene novia.
Pasaron los sustos de la fiebre, las carreras a la clínica,
las caídas de la bici o el golpe con el coche. Aprender. Vivir.
Vivir es un gozo con riesgo. Y amar y encontrar el por qué.
Desde el momento que sale por la puerta,
se lleva mi corazón a la intemperie, hasta su vuelta.
Al levantarse, para ir a trabajar: ¿hace frío mamá?
Y tengo que saber si llueve o nieva, aunque esté en la cama.
Sin vivir, cuando la noche se alarga, me besa y sonríe,
y sin pedir explicaciones me dice :"ya he llegado".
Al autor de la vida y al ángel que lo guía,
Me agradece las comidas y postres, porque son especiales.
No sé que inventar, para hacerle feliz, y se me ocurre
desde el patchwork, que las noches existen y tal vez
podría hacerle algo infinito y cálido, una colcha pensé,
con una gran mandala, como tantas que de niño pintó,
simbólica y alegre,"la rueda de la vida",
la vida en desarrollo, el amor progresivo,
que comienza en un punto pero nunca se sabe cuando acaba,
que se pierda en la bruma, en la niebla o en la luz deslumbrante
del infinito y más allá, donde terminan todos los caminos,
en un final cálido, agradecido, donde podamos encontrarnos.
Quedarán para siempre, con puntadas escondidas,
el recuerdo y el cariño de una madre hacia su hijo,
en el silencio elocuente del corazón,
y el lejano titilar de una estrella que sigue velando
por su felicidad, y por que se hagan realidad todos sus sueños.
Te quiero.
O iba apagando velas mágicas, que de nuevo se encendían...
Y el sobresalto inquieto de su voz, al decir que tiene novia.
Pasaron los sustos de la fiebre, las carreras a la clínica,
las caídas de la bici o el golpe con el coche. Aprender. Vivir.
Vivir es un gozo con riesgo. Y amar y encontrar el por qué.
Desde el momento que sale por la puerta,
se lleva mi corazón a la intemperie, hasta su vuelta.
Al levantarse, para ir a trabajar: ¿hace frío mamá?
Y tengo que saber si llueve o nieva, aunque esté en la cama.
Sin vivir, cuando la noche se alarga, me besa y sonríe,
y sin pedir explicaciones me dice :"ya he llegado".
Al autor de la vida y al ángel que lo guía,
les pido que me suplan,
allá por donde vayan, sus pasos y sus sueños,
porque ellos pueden verlo y yo se los confío.
allá por donde vayan, sus pasos y sus sueños,
porque ellos pueden verlo y yo se los confío.
Me agradece las comidas y postres, porque son especiales.
No sé que inventar, para hacerle feliz, y se me ocurre
desde el patchwork, que las noches existen y tal vez
podría hacerle algo infinito y cálido, una colcha pensé,
con una gran mandala, como tantas que de niño pintó,
simbólica y alegre,"la rueda de la vida",
la vida en desarrollo, el amor progresivo,
que comienza en un punto pero nunca se sabe cuando acaba,
que se pierda en la bruma, en la niebla o en la luz deslumbrante
del infinito y más allá, donde terminan todos los caminos,
en un final cálido, agradecido, donde podamos encontrarnos.
Quedarán para siempre, con puntadas escondidas,
el recuerdo y el cariño de una madre hacia su hijo,
en el silencio elocuente del corazón,
y el lejano titilar de una estrella que sigue velando
por su felicidad, y por que se hagan realidad todos sus sueños.
Te quiero.
03 octubre 2018
Otro amanecer...
Después del verano, afortunadamente no he cambiado, y aunque vuelvo renovada, soy yo misma, la de ayer, la de siempre.
He descubierto a cielo abierto, que la Naturaleza ayuda, que el sol aparece después de cada noche, y que la brisa o la lluvia, -a veces tormentosa- son compañeras de camino. Nada nos puede herir, ni el viento huracanado, ni siquiera las lenguas aceradas, ni las opiniones o gestos que cortan o distraen de lo que somos o pensamos. Solo pueden herir o entorpecer, si les abrimos la puerta de la casa.
Al amanecer de esta nueva etapa, con esa transparencia que el cielo nos regala, quiero ver, sentir, gozar de toda la belleza que está ahí y me rodea. Es tanta...que no quiero perder, ni un segundo de la vida que me queda.
Desconozco muchas cosas, pero lo poco que conozco, en la montaña o en la ciudad, en el campo o en los amigos, ha tardado siglos para estar ahí, para ofrecerse en todo su esplendor a la vista de todos y que yo, al descubrirlo, pudiera saciar mi sed...
Una muestra del gozo de viajar, estaba cerca o tal vez lejos, porque todo es relativo, me refiero a la Selva de Irati, en la alta Navarra y sur de Francia. He sentido vibrar el alma, sin palabras, contemplando absorta la honda paz verde que entra por los ojos, y la luz que juega entre las hojas de las ramas inmensas en las hayas centenarias.
Nunca una alfombra me produjo al pisarla tal contraste de suavidad, aromas y sonidos.
Quiero seguir con mis puntadas, en el patchwork, uniendo telas, recuerdos y cantando, por si logro acercar con mis ideas, algo de lo que siento y vivo.
Pd. Os muestro dos bolsos iguales y distintos...policromía del otoño.
Hasta la próxima.
Un abrazo.
02 agosto 2018
Detalles
En la paz, trabajar es fácil.
Las cosas no se hacen solas, pero cuando uno se pone a hacer lo que le gusta, van surgiendo de forma suave, sencilla, colorida y...con cierta perfección.
Desde mi apreciación, casi todo lo que vemos, surge así, de forma suave, sin prisa y sin pausa, con desbordante y asombrosa belleza.
De la profunda oscuridad nocturna llega el alba, y luego el día.
La flor aguarda su momento atesorando encanto, y perfume para abrirse.
El agua fresca del manantial, clara y sin prisa, brota y fluye, imperceptible por su transparencia, llenando de vida cuanto toca.
El amor que sostiene el universo y todo, es perceptible en la risa de un niño y en los latidos del corazón de cada uno.
Feliz verano a todos.
Ángela.
Tengo algunas obras de mas calado ya terminadas que os mostraré más adelante.Estos son pequeños detalles de amistad, para llevar el móvil, las gafas,el boli, los documentos...
17 junio 2018
Ha llegado, desbordante, la luz
Por la ventana de mi casa
blanca, abierta hacia el levantey a la calle, cuando amanece
entran, sin pedir permiso
el sol, el canto de las aves
y ahora, en primavera
el frescor, y aroma del espliego.
En esta habitación lo tengo todo
y nada, me tengo a mi llena
de vida, rebosante de proyectos
con hilos, que voy sacando
sin saber, como hace la araña
el hilo, del que depende
y pende, porque la vida es eso
ir y venir, armando la tela sutil
mientras, las horas pasan
y la vida, y se va llenando
el hueco, cálido y brillante
inmenso, del amor y la amistad
y la paz, sin la necesidad urgente
de tener, poseer y de abrazar.
Solo ser, cada día en el taller
importa, desnuda el alma
se oye, mientras escucho música,
y salen de mis manos algunas
creaciones, con mucha luz y una
paleta de colores, como si fueran
sueños, que me gustan porque
en algo, se parecen a la realidad.
Ángela
y nada, me tengo a mi llena
de vida, rebosante de proyectos
con hilos, que voy sacando
sin saber, como hace la araña
el hilo, del que depende
y pende, porque la vida es eso
ir y venir, armando la tela sutil
mientras, las horas pasan
y la vida, y se va llenando
el hueco, cálido y brillante
inmenso, del amor y la amistad
y la paz, sin la necesidad urgente
de tener, poseer y de abrazar.
Solo ser, cada día en el taller
importa, desnuda el alma
se oye, mientras escucho música,
y salen de mis manos algunas
creaciones, con mucha luz y una
paleta de colores, como si fueran
sueños, que me gustan porque
en algo, se parecen a la realidad.
Ángela
29 mayo 2018
Los últimos bloques
Los trabajos se van completando...Los distintos presentes de la vida, nos van haciendo lo que somos en cada instante.
Todos son regalos. Algunos tienen su estación y llegan siempre alegres, cuando toca; otros se transforman en recuerdos.
Los vamos identificando, unas veces por la música, el trino de los pájaros, o el aroma de la fruta, siempre sabrosa y más cuando se ha saboreado al aire libre, en el campo y directamente cogida desde el árbol.
Algunos presentes, son o fueron latidos sugerentes, reclamos de sonrisas, estrellas que se encienden en los ojos cuando damos algún paso, o cuando alguien nos persigue.
Y... en silencio recordando, que viajar es un placer, tener la noche y las estrellas en la mano, dejar pasar el mar entre los dedos, o la arena caliente de la playa...el soñar es libre, algo maravilloso... pero, que siempre, como en casa, en ningún sitio.
La primavera y las flores, los versos de la vida susurrados al oído, tal vez sin rima, a veces sueltos, pero dulces y cálidos, son instantes que nunca se olvidan.
Vamos multiplicando los gestos, llenando los cestos, ensanchando horizontes, llenando la casa de amigos...
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