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16 julio 2021

Gracias por elegirnos

He sentido con fuerza tu latido. Aunque cercano, me pareció verte aún envuelto por un velo de misterio. Estuvimos atentos todos, no pudimos hablarte. Nos sacaste la lengua y sonreíste. Tal vez era tu forma de decirnos que no era el momento.

Has ido creciendo, pero mucho y muy de prisa. Estás casi a las puertas. El tiempo, por aquí pasa muy deprisa. Tus papás ya tienen todo preparado. Te aguardan cada día, cada hora, cada noche palpando el lugar donde juegas, porque les dejas ver tu pie. Te ponen la música para que sepas que están cerca y que no tengas miedo.






Tienen ganas de verte y abrazarte, de comerte a besos y decirte lo mucho que te quieren. ¡Viven por y para ti! ¡Solo en ti piensan, Izan!

Hay tantas preguntas en cada uno de nosotros y en cada vida, que tal vez tu tengas más respuestas que nosotros. Estamos escuchando tu latido al lado del corazón de Laura, como si quisieras mostrarnos que la vida es una preciosa melodía en estéreo, un regalo y un gozo, que ha comenzado, cuando los papás deciden, pero nunca se retrasa, está presente cada instante, cada amanecer, y es un corazón cálido sin fin, que viene a darlo todo desde el infinito.


Vamos y venimos, estamos, tenemos vida pero no somos dueños de la vida, ni de la de un niño, ni de la nuestra siquiera. Es la vida la que transcurre por nosotros, por cada uno y por todos. Sin exclusiones. Nos da siempre lo que necesitamos, por eso es un regalo. Tiene muchas caras que vamos descubriendo, si sabemos agradecerlo todo: abundancia o pobreza, alegría o tristeza, ilusión o desengaños, y siempre amor con esperanza.
Los ojos hablan con más luz que las palabras. Por eso, aunque alguno no lo entienda, en la pupila y también en la sonrisa, irradias, iluminas, siembras magia y ternura como para cambiar el mundo, cambiando y abriendo nuestra vida y nuestro corazón a la generosidad y la acogida. Nuestra casa es ya la tuya, y nuestro tesoro no es tener, sino tenerte, tiene vida y  nombre,  eres tú Izan.


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              Esto lo digo, Izan, solo unos días antes de tu llegada. Ojalá, que esa pequeña distancia que nos separa, sea superada sin problema ni para ti ni para tu mamá, y pronto podamos, agradecidos, disfrutar del milagro de tenerte. ¡Que seas bienvenido hijo querido de nuestros hijos y por ello, nieto nuestro!
                                                          PD. Labores delicadas  para Izan de mis amigas artistas.