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09 junio 2022

A callar, se aprende.


Callar no siempre es fácil. Aprender del silencio es algo que uno descubre por sí mismo y es gratificante.

Los acontecimientos que se vienen sucediendo, a todos los niveles, son como un volcán, que expulsa casi con fuerza un grito nacido muy adentro y un por qué.

Dicen que la palabra es plata, pero el silencio es oro.

Uno siente que no solo se aprende más callando, incluso se puede descubrir la profunda elocuencia de saber no decir nada y tener paciencia.

 El silencio que el viento lleva tiene tanta fuerza como el mar.



 Los colores del silencio parpadean desde las estrellas en la oscuridad, y se llenan de inmensidad.

Cuando el corazón descubre la conexión con la vida en todas sus formas de belleza y armonía, percibe todo lo que no se ve y existe. Es entonces cuando descubre lo que se manifiesta en el silencio.




El infinito que vive en el silencio y está más allá del tiempo, no necesita palabras, puede sentirse en un latido, una mirada, en el amor y es... infinita paz.




Nota: Alguna de tantas bellas fotografías de Ricard Pardo-Noxeus-, han completado mi pensar y sentir de hoy. Gracias.