No salir no es sinónimo de entrar, ¿es estar dentro? ¿Dentro de casa o dentro de uno mismo?
En casa están mil cosas. Ninguna de estas cosas saben dónde están, ni por qué o para qué. Y no podemos estar a esa altura, como objetos.
Se puede estar dentro de casa y dentro de uno mismo. Entonces, ¿una ocasión para pensar? ¿En qué? ¿En quién?
En casa están mil cosas. Ninguna de estas cosas saben dónde están, ni por qué o para qué. Y no podemos estar a esa altura, como objetos.
Se puede estar dentro de casa y dentro de uno mismo. Entonces, ¿una ocasión para pensar? ¿En qué? ¿En quién?
Dicen que solo se tiene de verdad lo que se ama y lo que se da. Y cuanto más se entrega y más se da, más se tiene y menos necesitas.
Cuando se piensa así, dándolo todo, y necesitando poco, es enriquecedor para uno mismo y para los demás, y aunque supone gran exigencia, si se consigue, lleva a la felicidad, porque tenemos espacio para recibirlo todo en cada momento.
Las sucesivas donaciones, los sucesivos presentes que generosamente hemos vivido, nos han traído hasta aquí y nos han hecho y están haciendo como somos.
Pensar es revivirlo, no recordarlo. El presente nos regala el hoy, no el recuerdo del ayer. Es la vida que transcurre por nosotros, gracias a la generosidad de las donaciones de ayer.
La vida siempre nos da más de lo que necesitamos, por eso nos da alegría y dolor, ilusión y desengaño, pero sin que nada de lo que nos regala sea negativo. Todo es para poder dar y seguir creciendo. Si lo aceptamos sin miedo, vamos dando pasos aquí y ahora.
La clave es abrazarlo todo, aceptarlo todo, agradecerlo todo, ser feliz con lo que tenemos y seguir esperando y confiando.
La vida es el camino que el día pone delante de nosotros para ir hacia nosotros, pero es también el vehículo en el que vamos. Sabiendo que también se crece pensando en los demás, en quienes tenemos y en todos.
Estar confinados, nos ha permitido descubrir y amar a quienes tenemos y nos hacen felices. Cuando ya no estemos confinados será como vivir la paz, que siempre es de adentro hacia afuera.
Cuando se piensa así, dándolo todo, y necesitando poco, es enriquecedor para uno mismo y para los demás, y aunque supone gran exigencia, si se consigue, lleva a la felicidad, porque tenemos espacio para recibirlo todo en cada momento.
Las sucesivas donaciones, los sucesivos presentes que generosamente hemos vivido, nos han traído hasta aquí y nos han hecho y están haciendo como somos.
Pensar es revivirlo, no recordarlo. El presente nos regala el hoy, no el recuerdo del ayer. Es la vida que transcurre por nosotros, gracias a la generosidad de las donaciones de ayer.
La vida siempre nos da más de lo que necesitamos, por eso nos da alegría y dolor, ilusión y desengaño, pero sin que nada de lo que nos regala sea negativo. Todo es para poder dar y seguir creciendo. Si lo aceptamos sin miedo, vamos dando pasos aquí y ahora.
La clave es abrazarlo todo, aceptarlo todo, agradecerlo todo, ser feliz con lo que tenemos y seguir esperando y confiando.
La vida es el camino que el día pone delante de nosotros para ir hacia nosotros, pero es también el vehículo en el que vamos. Sabiendo que también se crece pensando en los demás, en quienes tenemos y en todos.
Estar confinados, nos ha permitido descubrir y amar a quienes tenemos y nos hacen felices. Cuando ya no estemos confinados será como vivir la paz, que siempre es de adentro hacia afuera.
PD. Pues esas casas -tantas estamos viendo estos días- de este proyecto tapiz/cuadro en ejecución, me han traído esta reflexión que comparto.