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27 diciembre 2014

Feliz año 2015




 Aunque en ocasiones lo pasado produce cierta nostalgia, casi siempre, es necesario abrir las ventanas al futuro. Llega el año nuevo, y debe ser mejor, si ya lo recibimos con esperanza nueva.

Me gustaría que entre todos reuniéramos los mejores deseos y mentalmente se los enviáramos en vuelo a cada uno, en cualquier parte del mundo que se encuentre y en cualquier situación personal.





Llegará un día en que será nuestro el paraíso, porque entre todos habremos logrado abrir el corazón del mundo, para recibir lo que se nos esta dando y dará como regalo.


Gracias a los que de una u otra forma habeis estado presentes este año.
Los años pasan volando, asi que con mi colcha recien estrenada de “el vuelo de la oca”, os envío un abrazo y os deseo todo lo mejor en 2015.

14 diciembre 2014

Navidad




Mientras en esta parte del Planeta hay un manto de nieve, en la otra parte del mundo se abre la primavera. Así llega cada año la Navidad.














Una mujer ve nacer a su hijo y se ilumina la Tierra.
El misterio en la blancura. En la belleza del cielo y de la tierra.



Siempre me ha parecido el manto de la nieve algo muy bello.
La nieve, con mil formas, iluminada por la luz de la estrella, se convirtió en estrella.

La perfección de un copo de nieve y la blancura de las flores, a la luz de las estrellas, en Belén, dan la bienvenida a un Niño que es el centro de la Vida.










En él están las claves de este mundo. Ahí está la vida, la esperanza, la belleza y la alegría.













Es el centro del Portal, el centro del mundo: el amor.
Una mujer que da a luz. No es la abundancia, sino la verdad de los excluidos.












Después y desde allí la alegría estalla en colores y deseos de que la paz llegue por fin a los pueblos y a cada hogar.







El cielo ya no espera,
Está en la Tierra.
El pueblo y el mar sueñan
Con la estrella,
La flor se hace nieve…
Y la luz del corazón
De una madre
Allá en Belén,
Se abre, sin hogar,
Y nace un Niño,
Que viene a traer
Calor
Y paz.




Con ese motivo quiero, enviar a todos, y en especial a mis amigas y amigos, mi deseo de una Navidad llena de gozo y de paz.


 




He dejado la aguja y el pincel. Escucho el silencio, la Palabra se ha hecho Niño...está sonando La Paz.
Que esa luz dormida y tierna os sonría siempre.

https://www.youtube.com/watch?v=KPte1qU9800#t=29

02 diciembre 2014

La colcha de los cuentos

No es que la vida sea irreal, aunque alguien dijera que “la vida es sueño”. También dijo un genio de la pintura que “una pipa no es una pipa”, aunque sea lo único que ves en el cuadro.
Lo importante es soñar, imaginar, y crear. Todo lo que vemos ha tenido que ser imaginado.
Idea primero, locura o inspiración.




Vivo en “la ciudad de los cuentos”, así llamada porque lleva 22 ediciones del Maratón de Cuentos.
¿Es imposible?, pues Alicia dijo que ”A veces he creído hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno”.




Y yo que me he leído hasta Los Cuentos de Calleja, creo que cada oscuridad tiene su propia luz, y cada idea su propia oscuridad, para hacerla comprensible y suscitar nuevos interrogantes. Lo imaginable tiene que llamar a la imaginación.


Si – como decía el Principito- no se ve bien más que con el corazón, quiere decir que con el corazón se puede ver casi lo imposible.






De hecho los niños ven real lo que nosotros no vemos. Tienen amigos invisibles.  Y… ninguna mamá le va a decir que está loco. “No quiero caminar entre locos, dijo Alicia. Oh, no puedes hacer nada, le respondió el gato, todos estamos locos aquí”.







Los cuentos, como los sueños, son señales para la vida, pistas para aprender y encontrar el camino, encierran experiencia y sabiduría.









 Así que no es extraño que en las creaciones de la tijera y de la aguja haya imaginación y también cuentos. Algún día todos estos bloques hoy dispersos se unirán. Todo para hacer la vida más fácil y poder soñar.




Nada es lo que parece. Más allá de las apariencias la vida tiene otros significados.
Solo las personas en cualquier parte del mundo y los sentimientos son reales.
Por eso… un abrazo.

24 noviembre 2014

Colcha country

Paisaje y cultura.
Nosotros formamos parte del paisaje, es como la cultura congénita, que nadie puede hacerla suya ni poseerla, pero está en todos.
Montes, ríos, tierras y cultivos, delimitan nuestros horizontes. Son entrañables porque sin querer los hemos ido haciendo nuestros. Tienen su aire y su música que termina por sernos familiar. Es cultura country. 

Es un estilo de vida, una forma de vivir, de hacer y de sentir.  Es especial. Puede ser local en su origen, pero termina rebasando las fronteras de los pueblos, incluso de los Estados, para ser inconfundiblemente universal.

Es como el baúl de los recuerdos muy queridos. Cada uno tiene el suyo. No hay dos iguales. Algo que nos hizo sentirnos cómodos, libres, y felices, en un entorno cercano de belleza y de cariño. Guarda muchas sorpresas, anécdotas curiosas y   personajes impensables, una calidez enraizada en el corazón y en las ventanas del alma.

Las estaciones y las creaciones de esa cultura country, nunca son aburridas, sino alegres, y llenas de vida. Está la madre Tierra, con sus parcelas, para poder vivir para llevar a casa lo mejor de cada día.
Y el entorno, cambiante, invita a disfrutar, a no marcharse a sentirse en casa. Y si alguien, algún día, tuvo que ausentarse, se lleva tal recuerdo que siempre tiene la nostalgia, o la morriña de volver.






Os dejo algo de eso, en esta cálida colcha, muy querida, para poder soñar o recordar.

Un abrazo,  estéis donde estéis.

16 noviembre 2014

...en Pamplona!

Alimentar la fantasía de los niños y dejar que jueguen es parte del aprendizaje. Hay que meterse en ese juego, ir por delante y dejarles libres. En el juego son ellos mismos –espontáneos- quienes se organizan.


 La vida es un juego y una aventura, cada día. También para los adultos. “Yo he crecido a mi pesar”,-dijo el pensador vasco- y sigue siendo verdad. Pero eso, también es un descubrimiento. 


A los niños lo que le gusta, además del juego, son las excursiones. Les propuse una aventura a un lugar lejano, donde podían encontrarse con desconocidos.
Sólo había un problema: yo no podía ir con ellos, porque tenía un compromiso.



Así que lo arreglamos… cargaron sus mochilas y… se fueron a la Exposición Nacional de Patchwork a Pamplona.

Sé que allí se han encontrado como en casa porque en todos los lugares hay gente encantadora, también en esto de la aguja y las telas.
Tienen que aprender que no les secuestran porque alguien les mire. Tienen que vencer el natural pudor de los artistas.
 

Dejar que vuelen libres y encuentren la expresividad en la sencillez y la normalidad .
Pero..¡¡¡ya les echo de menos!!! Estoy deseando tenerlos conmigo. Descubro, que el arte, no está reñido con los sentimientos.

Un beso a todas y todos.

06 noviembre 2014

Otra verdad.


La lección más hermosa del otoño,  es una vivencia interior.  Por eso no se suele aprender año tras año,

 Nos fijamos en los colores del paisaje que impregnan la retina, o el objetivo de las cámaras. Comenzamos a apreciar la vida, cuando la naturaleza y nosotros mismos comprobamos que hemos iniciado el camino de regreso. 
 








Entonces, con más calma, con más paz y con más fuerza, valoramos lo que tenemos, lo que somos, los pasos y el camino, el calor de la mirada de los que van a nuestro lado y también a los seres queridos que se asoman para vernos al balcón de las estrellas.






Por eso, hoy, en noviembre, he dejado los paisajes y traigo sólo estrellas. No estoy triste, estoy serenamente esperanzada. Y desde aquí, o desde las estrellas, os envío un abrazo.

26 octubre 2014

Si la naturaleza llama...







 Hay que salir para llenarse. Llevar los ojos a la belleza antes de que se apague, para llenar el cántaro del alma, y poderla disfrutar a tragos, cuando lleguen los fríos.







La naturaleza sigue en toda su belleza. Hay que salir sin miedo a acariciarla. Quiere decirnos algo. Todo es un regalo generoso, infinito. Es la pausa para un encuentro con quien lo aprecie  o quiera recibirlo.






  Cuando soplen los vientos y se lleven las últimas hojas de los árboles; cuando callen los pájaros y las nubes oculten el sol y las estrellas, nos acompañará esa vida multicolor y ese recuerdo de la felicidad y de la luz, por encima de las nubes, los silencios y las rutinas grises de las horas.







 Todo el color que acaparamos con nuestros ojos ávidos, bajará por la montaña de las noches, y por las venas nos contagiará de fuego para surgir cada amanecer con nuevos bríos, nuevos sueños y nuevos proyectos.











 Toda esa experiencia, será calor para el hogar y los amigos. Contagiaremos la alegría de que volverá la primavera, y nada ni nadie se habrá ido para siempre.








 Con esas fotos otoñales, he rescatado los colores vivos de las flores que incendian algunos paisajes de mi casa y mis labores. Con mis manos y mis hilos, poco a poco, pétalo a pétalo, hoja a hoja, trino a trino, cobran formas que se antojan deseos de vivir, aunque no pasen de ilusiones. El conjunto, algún día tendrá forma, espero.




Disfruté con la naturaleza y con las telas y lo digo, porque todo y todos a mi lado, me hacen feliz. No sé qué hacer, ni cómo, pero la alegría horneada desea contagiarse. Ojalá pudiera, ojalá sea. Ojalá alguien la encuentre entre mis palabras y mis telas.




 




Os envio un abrazo, especial siempre, sobre todo a quienes más lo necesitan y me lo dicen en privado.
Ángela.

12 octubre 2014

En bandolera




La  naturaleza se ha puesto ya el cálido vestido del otoño.  Ese lienzo, tiene que ser soñado, antes de que la luz de la blancura cubra las montañas.
Entregados los sabrosos frutos, los árboles y el viento, disfrutan unos días de permiso, para tomar la paleta de colores y salpicarlo todo con su fantástica locura.







El último rescoldo del sol, enciende en el horizonte, los atardeceres de ensueño.

Antes de que lleguen los fríos, hay que ir preparando los hogares. Al amor de la lumbre siempre podrán contarse unos a otros, las pequeñas historias de familia.
Tal vez el último rincón del planeta que las mujeres podemos decorar a nuestro gusto es aquel en que vivimos. Gracias a esa magia se convierte en nuestro hogar.


 

 
Lo duradero fugitivo que vamos construyendo lleva algo nuestro, que tal vez alguien, en algún momento, descubra y piense que mereció la pena.

Trabajamos entre el recuerdo y la esperanza.










 










 

Ya puedo ir metiendo en este bolso, cosas pequeñas y  momentos mágicos.
Tomando esos pensamientos y la aguja, me voy a llevar en bandolera, la casa del otoño. Tengo que ir recogiendo tantas cosas...porque lo quiero llenar de amigos, sentimientos y colores.




 La casita de Carol
de Quilt House                                                                                                 

05 octubre 2014

Ventana rota...



La experiencia está hecha
de agua,tierra, viento y fuego,
y la cámara sutil y personal,
se impregna, libre, sin  ayuda,
como si el corazón, tuviera,
una ventana rota, y entrara libre,
el color, las estaciones, y el río
de la vida, que todo se lo lleva
cada día un poco más allá,
hacia la inmensidad.



  
Mirando lo que el verano
fue dejando aquí en mi casa,
podéis ver flores, aves,
un mundo muy pequeño
pero lleno de vida…
no se ven las raíces,
ancladas en las horas,
donde las puntadas,
ocultas pero necesarias,
buscan la fuente secreta,
el manantial que  hace nacer la vida,
o simplemente una pequeña idea.




 



He vuelto, y sigo compartiendo,
porque  hay tanta belleza por ahí suelta,
que ya no somos dueños de nada,
sino deudores de todos y de todo.










Gracias amigas y amigos,
estéis donde estéis,
ya vais conmigo.

27 septiembre 2014

Estuve allí.

 Para los amantes de Patchwork, ir a disfrutar de la expo de  Sainte Marie aux Mines, en Alsacia, Francia, es una ocasión única, en un lugar especial, donde se da cita lo más representativo de ese arte a nivel mundial.  Este año, la familia me hizo ese regalo.









 No es mi pretensión narrar lo que disfruté, ni contar lo que vi. Tal vez sería mejor no decir nada, porque cualquier palabra puede empequeñecer y limitar algo tan maravilloso. Quienes han estado antes que yo saben que lo que digo es verdad.







 Aunque Australia y Rusia eran, este año, invitados especiales, había obras de Israel, Ucrania,  Japón, China, USA, Canadá,  además de muchos países europeos.











Pero, ¿cómo callar y no compartir algo de lo que allí aprecié, para quienes –desde cualquier rincón del mundo- me vienen siguiendo y mostrando su cariño? ¡No sería justo guardarlo para mi, pues ya he disfrutado y saboreado aquel instante!












Puedo decir  que   del 18 al 21 de septiembre  2014, tuvo lugar el encuentro europeo de la Exposición de  más de 1000 obras sobre el tema; en textiles antiguos, tradicionales y contemporáneos.












La Exposición tiene lugar en tres pueblos. Los pueblos están situados en un verde valle alargado entre montañas en las laderas de los Vosgos. En cada pueblo hay exposiciones en museos, casonas, palacios e iglesias, además de tiendas montadas comerciales.





 





Es algo muy especial encontrarse, conocer y poder saludar personalmente a muchas de las artistas de las obras expuestas.






¡El mundo es un pañuelo lleno de gente grande! Cientos, tal vez miles de personas- sobre todo mujeres-, se pusieron en camino, desde sus lugares de origen, para poder coincidir un día, en un lugar concreto a cientos o a miles de kilómetros de sus propias casas.








































Al mirarnos a los ojos pudimos ver que no somos tan diferentes, y que en la pupila baila el mismo resplandor y la misma luz que ilumina el arte y la vida en todas partes. Puede ser diferente el idioma, pero es muy parecido el amor por lo que hacemos. ¡Qué maravilla  de variedad y sintonía!

































































 Ojalá que las imágenes os digan más que mis palabras. Las cosas más bellas del mundo se contemplan y se sienten con el corazón. Después, la última verdad: imágenes y palabras llevan el mismo cariño.
Ángela.