Hay momentos sorprendentes. No se buscan, pero llegan. Se convierten y dan sentido a la vida en "Un día perfecto".
Fernando León en 2015 lo llamó así en una película, que se sitúa en medio de un conflicto, en una zona en que conviven combatientes enemigos, cooperantes, y una población local que no puede abastecerse de agua, porque está contaminada.
Cada uno, a su manera, intenta resolver la situación, de una forma hilarante, casi irracional y paradójica.
Un acontecimiento inesperado, ajeno a los intereses de todos, desatasca la situación para beneficio general.
Puede uno imaginarse una situación así, tan común como la vida misma. Si nadie cede y todos buscan su interés, si no se encuentra algo nuevo, se puede avanzar poco.
Y sin embargo "algo nuevo" sucede cada amanecer, que no depende de los otros y le da al día un nuevo brillo, superior a lo que cada uno puede soñar o desear.
Es de todos conocido que la Naturaleza en otoño es muy generosa. Ofrece colores cálidos, aire más limpio, atardeceres espectaculares, noches apacibles y abundancia de cosechas que nadie ha sembrado.
Unos amigos llegaron a la puerta de casa cuando regresaban de coger níscalos y nos regalaron un cesto repleto.
En el jardín , la muestra de su generosidad, el contraste de los colores, la variedad de tonos de las hojas, rompe la monotonía de una jornada más, al amanecer.
Empezaba un día perfecto, que tuvo continuación en los manjares de la mesa.
La celebración y la Naturaleza ¡todo un regalo!
La vida y la amistad merecen descubrirse y agradecer cada día.
La vida y la amistad merecen descubrirse y agradecer cada día.