Tengo la mirada al filo del alba. ¡Qué despierte el día! Y un año nuevo se venga con él.
Oteo el camino para abrir los brazos y entre las dos manos ofrecerlo al viento, ¡que navegue en él!. Que sueñe y espere, que ría y llore, que duerma y que sueñe, que acune y sonría, que trabaje y piense, que ame, que yo estoy en él.
Y en el que se va, lo agradezco todo. El silencio hondo y la soledad, el trabajo humilde, miradas, palabras, noches con estrellas, Izan, la luna, un gorrión, Gala, el agua del río, familia y amigos, la agreste montaña, la carta, el dolor, el pozo, el abismo, el fuego y el sol, y el amor sincero colgando de un árbol en otoño hermoso que me cautivó.
Se termina el año soñando caminos, con honda vivencia de ser yo camino.
A todos los que pasáis por aquí, dejéis o no vuestra huella, deseo que en vuestros hogares haya más risas que regalos, que estos días de Navidad y siempre, apreciéis, disfrutéis y compartáis la presencia y el amor de la familia y los amigos, que hacen cálido y ameno lo cotidiano.
¡Feliz Navidad!
