Duerme, chiquitito
que del infinito,
todas las estrellas
vienen a mirar...
Cierra los ojitos,
que el día se va,
a buscar caminos,
tras el azulmar.
Mira, chiquitito
cuantos duendecitos,
angelitos negros,
gnomos,
enanitos...
en torno a tu cuna,
vienen a jugar.
- y la luna, entera,
pícara, hechicera,...
en hilos de plata
os quiere enredar-.
Sonríe,
sueña,
juega...
mi pequeñito,
hasta que el sol asome...
lento,
lentito...
Sencilla nana para Izan, es un regalo de quien sabe acunar sentimientos y los canta, la maestría de un corazón rebosante de poesía, nuestra amiga Soco. Ella es una abuela que ha vivido mucho, ha recorrido el mundo, escribe como los ángeles y vive junto al mar. que el día se va,
a buscar caminos,
tras el azulmar.
Mira, chiquitito
cuantos duendecitos,
angelitos negros,
gnomos,
enanitos...
en torno a tu cuna,
vienen a jugar.
- y la luna, entera,
pícara, hechicera,...
en hilos de plata
os quiere enredar-.
Sonríe,
sueña,
juega...
mi pequeñito,
hasta que el sol asome...
lento,
lentito...
En su generosidad, nos había prometido hacerle algo especial al bebé. Y ha llegado justo cuando Izan cumple un mes. Tan agradecidos y contentos como estamos, os dejamos su canción de cuna, con su enlace http://olerki.blogspot.com/ Tenemos varios libros suyos. Ella es especial, al igual que su poesía.
Sin saber cuándo iban a llegar, desde su rincón de Euskadi, tenía preparadas colchitas que yo misma, le he ido haciendo a nuestro nieto. Por suerte, quedarán enmarcadas de la mejor manera: entre la nana. Los colores, las puntadas y, la imaginación del patchwork, es cantar a la misma vida, de otra manera. Cada etapa es nueva. Por ella pasamos y, el tiempo, inconscientemente, por nosotros. ¡Es la vida!