Gracias al vacío de los espacios y del silencio puede apreciarse la variedad y la policromía. Se puede contemplar cualquier rincón si tiene perspectiva. Por eso hay que alejarse algunas veces de las cosas bellas, incluso de las flores y los árboles para poder volver a descubrirlas. También, los lienzos, a veces, se aprecian mejor en la distancia.