No hace falta que siempre todo esté muy claro. La imaginación cuenta. Muchas veces basta con insinuar, sugerir, esbozar una idea, un pensamiento, algo que pueda llevarse a la práctica, o convertirse en realidad.
Unas líneas a toda prisa, un trazo sugerente y sugestivo les basta a los modistos, para tener el principio de un vestido o un traje exclusivo.
Con otro diseño atractivo y ambicioso, plasman los grandes arquitectos su idea sobre puentes, casas y monumentos que luego darán forma. Y lo mismo en aeronáutica, en viajes y proyectos espaciales. Todo comienza en una idea. Incluso la creación. Todo es creación, cuando hay idea.
Colaborar, humildemente en la belleza. Nuestras pequeñas cosas, surgen de nuestras manos, con la cadencia de los minutos, y el compás de la aguja y de los hilos. Y al final, serán cojines, detalles o caprichos para adornar, para la casa o para hacer más agradable la vida de los nuestros. ¿No es eso el arte?
Y encima, tenemos la inmensa alegría, no buscada, pero igualmente gratificante cuando llega, de que le guste a la gente, sirva para hacer amigos, y que además éstos sean tan generosos que te lo manifiesten.
¡Gracias, a vosotros!