Procurar que no se rompa el aire, que en el vacío quepa una jarra, un vaso y una copa, que el cristal con un soplo tenga vida, y sea puro y este vivo, y se pueda mirar tanto de noche como de día, es un arte, pero de magia y de color. Pero además tiene otro misterio, es tan humilde y señorial que se acomoda a todo lo que en esos recipientes se eche, y desde ahí regala todos los sentidos; se puede ver, oler, gustar y hasta sentir y tocar. No va más... es casi como el agua, transparente y pura, y se acomoda a las formas de la imaginación y ... hasta se pueden ver los ojos de quien mira.