¡No existen los límites ni al amanecer ni en la noche, ni en el universo, ni en el amor, ni en la vida, ni en nosotros!
Las aves vuelan libremente por el aire sutil, imperceptible. Desde que aprenden a volar, nada las detiene. Se dejan llevar por los impulsos de su pequeño corazón y aprovechan las corrientes, si las hay.
Las plumas que abrigan a las aves en sus vuelos, en sus idas y venidas, a plena luz o bajo las estrellas, no las abandonan. Las alas y las plumas de colores las ayudan a ser libres y viajar cada día a su destino.
Nuestro destino, puede estar escrito a grande rasgos en el aire, pero lo vamos bordando cada uno con nuestra tinta y nuestra caligrafía, o puntada a puntada, armando la trama de la vida, de la nuestra y de los nuestros.
No sé si es inspiración, corazonada o caprichos del destino lo que vamos haciendo. Siendo libres, todo lo que hacemos con sentido, nos ayuda a crecer. Resulta que sentido y destino, sin ser lo mismo, tienen las mismas letras.
Tal vez, como a las aves, alguien mueve los hilos de los sueños desde el interior de los latidos. Es un juego de colores la vida. Ponemos el alma en todo. Incluso en el patchwork que tanto nos entretiene, nos une y nos divierte. ¿Será por eso que antes le llamaban "almazuelas"?
En todo caso, el mundo mismo de colores es un pañuelo que, gracias a la tecnología podemos apreciar lo que se hace en cualquier lugar, agradecer la belleza, el arte y la amistad que llega hasta nuestra casa y desde ella vuela hacia otras personas en otro rincón del universo. ¡Tiene sentido!
Sentido y destino...tienen las mismas letras.
Os dejo una pequeña muestra de un patchwork novedoso para mi. He salido de mi zona de confort y principio quieren las cosas...