“Hace falta de todo para hacer un mundo”, dicen los sabios. Y en una casa se necesita de todo un poco, porque nuestro hogar es “nuestro pequeño mundo”. Lo principal es la corriente de cariño que fluye de unos a otros de los seres que conforman la familia. Cada uno saca lo mejor de sí para hacer felices a los otros, y para hacerles la vida más confortable.
Aquí vemos una gallina con polluelos.
Es una forma de llamar al orden.
Hay una clave femenina que da a la casa
la luz de la limpieza, la utilidad del orden
para cada cosa.
Esta bolsa, abierta por arriba y por la base, es un contenedor de bolsas de plástico. Llegan a casa con las compras, y se van acumulando. Pueden ser útiles de nuevo. Basta con tirar de ellas y sacarlas.