Los proyectos van tomando vida, paso a paso. Hasta se humanizan, poniendo en ellos algo de lo que rodea nuestro entorno: paisaje, naturaleza, hogares y luz, intimidad y sueños, trabajos sencillos que sin quererlo dejan huella (o eso parece).
El toque personal de color y de cariño, seguro que es patrimonio común de quien tiene la suerte de poder hacer algo que le gusta. A nadie debe sorprender, que yo tenga el mío; que combine telas, colores y movimientos tratando de buscar la armonía, con mi toque personal.
Encuentro declaraciones - aquí en el blog y en facebook- que parecen sinceras –no tengo por qué dudar- que les gustaría saber cómo lo hago, o de dónde saco el tiempo. Como cada uno de vosotr@s no tengo ni mil manos, ni mil horas, ni mil días cada mes. Sólo puedo decir que me gusta lo que hago, me gusta imaginar lo que deseo, me encanta cortar, colocar, encajar, construir y con mucha paciencia y muchas puntadas, escondidas o no, ver que la idea toma forma. Disfrutar cuando la veo parcialmente acabada, o concluida del todo, porque son como un regalo.
Y eso, es lo que voy subiendo y os ofrezco: unas telas, un poco de trabajo y algo con lo que disfruto, mientras lo hago y cuando me siento a verlo.
Poderlo hacer es un don. Y… ya me imagino lo siguiente, si Dios quiere.