tiene un sueño como las liebres, atentas al menor
ruido del entorno. Los niños, las comidas, el trabajo, las mil y una preocupaciones por cada uno de los suyos, y la perfección en todo, hasta en los gustos y caprichos, la mantienen en un duermevela. Las “elisas” suelen captar los momentos secretos, con la finura y la elegancia de la plasticidad bien hecha. Tan sólo es cuestión de ponerle una capa de pintura que realce la luz y la belleza. Luego, es cuestión de situarla en el lugar adecuado.