La imaginación y los trapos volando como pájaros libres, dejan los caprichos al alcance de todas las miradas. No sé si es la vendimia, pero más dulces que el vino son estas costuras. Las uvas del amor, tendrán grados, matices y color, pero no tienen burbujas. ¡No sobra nada!
Quiero brindar con este quilt con Yoko Saito y con vosotras/os. Es un paso más en sus líneas puras, llenas de luz y de contrastes. Se pueden subir las escaleras, o se puede bajar hacia otra calle. Nada hay extraño en el conjunto del barrio. Todo encaja. La vida, la sencillez, el agua, la religión, la filigrana. Como cualquier aldea, como cualquier rincón de nuestro pueblo.
En la paz se puede escuchar la música callada de la vida por dentro. Los artistas ¿están en sus casas, o estamos aquí fuera interpretando la obra y gozando de ella?