Parece que los moradores de esta mansión son especiales. Tienen abierta la ventana, y después de sacudirla bien, porque no les gusta la suciedad, han dejado una alfombra en el alfeizar de la ventana.
Un gato vigila o toma el sol apoyado en ella. Se nota el entramado de los hilos de esta alfombra oriental tejida a mano.
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