Vamos descubriendo, que la vida trae de todo, luz y sombra, alegría y tristeza, ilusión y desengaño, partidas y llegadas, como las estaciones.
Nos da lo que necesitamos en la dosis exacta para crecer y ser nosotros mismos.
Desde nuestra llegada, la vida va poniendo en nuestras manos, risas y llantos, riesgo y oportunidades, una necesidad o un éxito, carencias y también plenitudes, amor en flor y tiempo de maduración hasta alcanzar las añadas óptimas, para poderlo degustar.
Hay que dar tiempo al tiempo, dar pasos y pasar por todo y aprender, aprender, como decía el poeta: "Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero...Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos... Que no hagan callo las cosas... Sensibles a todo viento y bajo todos los cielos".
Para vosotros esas florecillas recién plantadas, en esta incipiente primavera.
Y dar gracias por todo, por el amor de la familia en cuyo seno te sientes protegido, por los amigos que en el camino comparten y y tienden una mano, por las flores y los campos, por el acompañamiento de los animales que lo esperan todo de ti, te invitan a una caricia y te arrancan sonrisas... y porque todo es posible en la vida.
¡Tenemos que estar atentos!
¡Tenemos que estar atentos!
Para vosotros esas florecillas recién plantadas, en esta incipiente primavera.