Gloria Fuertes, -que jugaba con palabras y con niños, y quería comprar a plazos, una flor natural, como esas que le dan a algún escritor, alguna vez- dijo un día, que ella, había estado al borde de muchas cosas, terribles unas, maravillosas otras, muchos días, y luego...el sopor se apoderó de ella y se durmió, cuando estaba al borde de despertar o de alcanzar la fama.
Ella tenía el don de juntar palabras, contar historias y pintar sonrisas en la luna, en la cara de un niño o en el mar, aprovechando una ola y los rayos del sol entre la espuma.
Aquí, al borde de la mesa, al borde de una regla, de un hilo, de un color, de una puntada, sobre la música de un ala, la chimenea de una casa, la gota de rocío o sobre un pétalo en flor, me encuentro al borde del día o de la noche, de mi hogar y del amor, enhebrando sueños en el carrete de la vida, para llevar lo mejor del corazón y el reto de la amistad, a los rincones del planeta enamorado del patchwork con toda su belleza.
En el difícil equilibrio de un instante, mientras el tiempo corre, el mundo gira, y el pensamiento abarca a un tiempo personas, lugares y latidos, al borde de mi misma, os siento aquí, muy cerca, en la pequeña nada mía. ¿Puede ser? Si no es así, será que estoy ahí, muy cerca de vosotros y los míos están al borde de perderme.