Llega el otoño. Me adelanto a la caída de las hojas. Quiero que no se pierdan. Quiero que arropen con su calor a las flores, allí donde se encuentren.
Las hojas, saben muchas historias. Se han enfrentado al viento, al aguacero, al sol y al hielo. Muchas batallas.
Además han cobijado nidos llenos de vida. Saben de aleteos nuevos y progresos pequeños incipientes.
Entrenamientos para el vuelo. Las hojas saben del cariño de quien busca comida y vuele para dársela a los suyos.
Han sentido el temblor de ese saltar de rama en rama de polluelos hasta partir felices con los padres, y perderse en el azul.
El bosque está lleno de canciones y recuerdos. Mis hojas se entrelazan como manos, para no perder nada de lo que ha ido naciendo poco a poco.
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