Julio y Agosto suelen ser, por estas latitudes, meses de descanso, desconexión y salir a disfrutar de la naturaleza, la familia y los amigos.
Me vendría muy bien un poco de libertad a la intemperie y la inmensidad del horizonte en la mirada.
Teóricamente debería ser así, pero no lo es. Los brotes de contagios se extienden.
Así que quienes siempre hemos disfrutado haciendo lo que nos gusta y enriquece, aprovechamos la ocasión para disfrutar con las pequeñas cosas, los colores y las formas.
Lo de siempre: todo y nada; acortar el tiempo y llenar la vida; pensar, convivir y disfrutar siendo.
Dejar en la orilla del verano los pequeños horizontes de las preocupaciones y cargar la mochila con la inmensidad del azul y de la luz. Descubriremos al abrirla algo que nunca imaginamos: lo mejor de cada día.
PD. Os recuerdo amigos y deseo que estéis bien y os cuidéis, os dejo algo de los pequeños retos que tengo entre manos.