Las estaciones llegan llenas de esplendor,
pero no se detienen.
El año, más que una sucesión de meses, es un tobogán de ilusiones y color, de retos, logros y fracasos, por donde pasamos sin que nadie pueda adelantar ni retener.
El tiempo y el río de la vida fluyen incesantes.
Y nosotros, conscientes o no, como niños que juegan, no somos más que gotas, a veces agitadas, a veces transparentes y puras, cuando reflejan la luz, o se remansan y se aquietan.
Entonces, sin saberlo, revelan y conectan con la fuente interior y su destino.
Entonces, sin saberlo, revelan y conectan con la fuente interior y su destino.
Agua, nieve, vapor y fuego, tierra y cielo, juego de niños y pequeños sueños, pasos por donde la vida pasa dejando huella.
Maravilla entrelazada, de flores, risas, estrellas,
miedos y cariño, camino de la mar.
Ahí vamos. Un beso.
Ángela.
Ángela.