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26 octubre 2014

Si la naturaleza llama...







 Hay que salir para llenarse. Llevar los ojos a la belleza antes de que se apague, para llenar el cántaro del alma, y poderla disfrutar a tragos, cuando lleguen los fríos.







La naturaleza sigue en toda su belleza. Hay que salir sin miedo a acariciarla. Quiere decirnos algo. Todo es un regalo generoso, infinito. Es la pausa para un encuentro con quien lo aprecie  o quiera recibirlo.






  Cuando soplen los vientos y se lleven las últimas hojas de los árboles; cuando callen los pájaros y las nubes oculten el sol y las estrellas, nos acompañará esa vida multicolor y ese recuerdo de la felicidad y de la luz, por encima de las nubes, los silencios y las rutinas grises de las horas.







 Todo el color que acaparamos con nuestros ojos ávidos, bajará por la montaña de las noches, y por las venas nos contagiará de fuego para surgir cada amanecer con nuevos bríos, nuevos sueños y nuevos proyectos.











 Toda esa experiencia, será calor para el hogar y los amigos. Contagiaremos la alegría de que volverá la primavera, y nada ni nadie se habrá ido para siempre.








 Con esas fotos otoñales, he rescatado los colores vivos de las flores que incendian algunos paisajes de mi casa y mis labores. Con mis manos y mis hilos, poco a poco, pétalo a pétalo, hoja a hoja, trino a trino, cobran formas que se antojan deseos de vivir, aunque no pasen de ilusiones. El conjunto, algún día tendrá forma, espero.




Disfruté con la naturaleza y con las telas y lo digo, porque todo y todos a mi lado, me hacen feliz. No sé qué hacer, ni cómo, pero la alegría horneada desea contagiarse. Ojalá pudiera, ojalá sea. Ojalá alguien la encuentre entre mis palabras y mis telas.




 




Os envio un abrazo, especial siempre, sobre todo a quienes más lo necesitan y me lo dicen en privado.
Ángela.

12 octubre 2014

En bandolera




La  naturaleza se ha puesto ya el cálido vestido del otoño.  Ese lienzo, tiene que ser soñado, antes de que la luz de la blancura cubra las montañas.
Entregados los sabrosos frutos, los árboles y el viento, disfrutan unos días de permiso, para tomar la paleta de colores y salpicarlo todo con su fantástica locura.







El último rescoldo del sol, enciende en el horizonte, los atardeceres de ensueño.

Antes de que lleguen los fríos, hay que ir preparando los hogares. Al amor de la lumbre siempre podrán contarse unos a otros, las pequeñas historias de familia.
Tal vez el último rincón del planeta que las mujeres podemos decorar a nuestro gusto es aquel en que vivimos. Gracias a esa magia se convierte en nuestro hogar.


 

 
Lo duradero fugitivo que vamos construyendo lleva algo nuestro, que tal vez alguien, en algún momento, descubra y piense que mereció la pena.

Trabajamos entre el recuerdo y la esperanza.










 










 

Ya puedo ir metiendo en este bolso, cosas pequeñas y  momentos mágicos.
Tomando esos pensamientos y la aguja, me voy a llevar en bandolera, la casa del otoño. Tengo que ir recogiendo tantas cosas...porque lo quiero llenar de amigos, sentimientos y colores.




 La casita de Carol
de Quilt House                                                                                                 

05 octubre 2014

Ventana rota...



La experiencia está hecha
de agua,tierra, viento y fuego,
y la cámara sutil y personal,
se impregna, libre, sin  ayuda,
como si el corazón, tuviera,
una ventana rota, y entrara libre,
el color, las estaciones, y el río
de la vida, que todo se lo lleva
cada día un poco más allá,
hacia la inmensidad.



  
Mirando lo que el verano
fue dejando aquí en mi casa,
podéis ver flores, aves,
un mundo muy pequeño
pero lleno de vida…
no se ven las raíces,
ancladas en las horas,
donde las puntadas,
ocultas pero necesarias,
buscan la fuente secreta,
el manantial que  hace nacer la vida,
o simplemente una pequeña idea.




 



He vuelto, y sigo compartiendo,
porque  hay tanta belleza por ahí suelta,
que ya no somos dueños de nada,
sino deudores de todos y de todo.










Gracias amigas y amigos,
estéis donde estéis,
ya vais conmigo.