Estoy a mi trajín del hilo y de la casa, del arte y de la tela, de formas y de danza, de aplicaciones y alfileres, de clases y enseñanzas.
Estoy a mi trajín, y sueño como el artista que sabe que una pipa en un lienzo no es una pipa, y un corazón de trapo ni sufre ni padece ni late, ni un abanico refresca las mañanas o las tardes de nadie.
Hay mucho de mentira en el arte, cuando es de verdad arte. Ha costado lo suyo, poner en pie una idea.
En ese trajín de buscar los materiales, darles forma y trabajar los detalles hasta dejarlos que hablen por sí solos, se nos pasan las horas, y los días.
Aquí un proyecto de cojín con la técnica Square Dance haciendo que bailen los colores, que dancen las esquinas, o simplemente distorsionar la luz del arcoíris.
Un Mini-Quilt con cuatro aplicaciones,patchwork americano, patchwork inglés,foundation patterns y aplicación.
Unos alfileteros y Guardaagujas para tener en orden el pequeño taller.
Maltratamos las telas y las manos, mientras medimos, ajustamos y cosemos, para después de muchas horas, de punto y trapunto, de aciertos o fracasos, acolchamos los sueños y lo dejamos todo a merced de otros ojos y otros juicios.
No está en el aplauso el éxito. Tampoco se excluye. Pero es la satisfacción de saber que se puede, de que somos capaces, de hacer lo que queremos, como queremos, cuando queremos. Es el conocernos, el valorarnos, lo más importante. La autoestima personal, con sencillez, sin despreciar a nadie, es lo importante. Ese gozo interior de descubrir las capacidades que tenemos a través de los retos.