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30 octubre 2019

Los colores del destino

La vida es sueño, dijo el sabio. Hay que soñarla para vivir, porque los sueños son arte que escapa del tiempo, como nosotros, que atravesamos las fronteras sin saberlo. Nuestro ser mismo es multidimensional.

¡No existen los límites ni al amanecer ni en la noche, ni en el universo, ni en el amor, ni en la vida, ni en nosotros!


Las aves vuelan libremente por el aire sutil, imperceptible. Desde que aprenden a volar, nada las detiene. Se dejan llevar por los impulsos de su pequeño corazón y aprovechan las corrientes, si las hay.

Las plumas que abrigan a las aves en sus vuelos, en sus idas y venidas, a plena luz o bajo las estrellas, no las abandonan. Las alas y las plumas de colores las ayudan a ser libres y viajar cada día a su destino.

Nuestro destino, puede estar escrito a grande rasgos en el aire, pero lo vamos bordando cada uno con nuestra tinta y nuestra caligrafía, o puntada a puntada, armando la trama de la vida, de la nuestra y de los nuestros.
No sé si es inspiración, corazonada o caprichos del destino lo que vamos haciendo. Siendo libres, todo lo que hacemos con sentido, nos ayuda a crecer. Resulta que sentido y destino, sin ser lo mismo, tienen las mismas letras.

Tal vez, como a las aves, alguien mueve los hilos de los sueños desde el interior de los latidos. Es un juego de colores la vida. Ponemos el alma en todo. Incluso en el patchwork que tanto nos entretiene, nos une y nos divierte. ¿Será por eso que antes le llamaban "almazuelas"?

En todo caso, el mundo mismo de colores es un pañuelo que, gracias a la tecnología podemos apreciar lo que se hace en cualquier lugar, agradecer la belleza, el arte y la amistad que llega hasta nuestra casa y desde ella vuela hacia otras personas en otro rincón del universo. ¡Tiene sentido!

Sentido y destino...tienen las mismas letras.

Os dejo una pequeña muestra de un patchwork novedoso para mi. He salido de mi zona de confort y principio quieren las cosas...

20 octubre 2019

Llegar. Llamar. Esperar.


La vida es continua pero no monótona. Nos movemos a impulsos, sabiendo que el corazón los mueve, pero aunque las circunstancias y la mente parece que nos distraen, no perdemos el rumbo.

A veces, necesitamos un aldabonazo para recordar, para movernos libres, para...porque sin casi apreciarlo podemos tener un desconocido en casa.

Inconscientemente, casi sin saber por qué, busqué hasta encontrar la casa de dos puertas; la puerta del tiempo, que protege del frio y las nevadas; y la puerta del hogar y los amigos. Y llamé (podéis verlo), para saber si estabais. Las largas ausencias (mías sobre todo) terminaron por hacerme ver calles desiertas. La puerta cerrada, me hizo dudar si había alguien en casa.

Yo estaba, vivía, seguía trabajando y amando, pero acaso deje de comunicarme, tenía que volver a sentir el calor de los amigos, su abrazo y su palabra.

Mientras se iban abriendo las puertas, me senté en la plaza, para respetar a cada uno y su silencio, su deseo de salir y encontrarnos, o no. 

Y entonces, llega Ernesto con un aldabonazo, http://majadahonda11.blogspot.com/ que viene a decir lo mismo, que se notan las ausencias y el silencio, aunque haya motivos para ello.

Que de vez en cuando decir simplemente: "aquí estoy aunque no me veas", y no se tenga siquiera el tiempo de decirlo, es importante.

Eso lleva un poco de rescoldo y de cariño a quien escribe, y saca su pañuelo o vuela su cometa, para que todos vean que el invierno puede llegar en cualquier estación, cuando se ausentan los amigos. 

A vosotr@s, quiero deciros que, vivo, siento y que ha comenzado el curso, pero sigo tejiendo sonrisas y haciendo patchwork, guisando y plantando flores, pensando en los amigos y queriendo.

No me olvido, aunque no lo haya dicho con la frecuencia que esperabais, en mi Blog o  mi comentario en los vuestros.
Un gran abrazo...