El árbol es vida.
Es fuente de vida, de inspiración y del saber.
Todo libro donde aprendemos, ha sido antes árbol. Toda la sabiduría de las hojas de los libros, ha sido antes savia de algún junco o de algún árbol.
El árbol ha sido antes que el hombre. Y si hoy podemos vivir y respirar es gracias al árbol y su trabajo. Tal vez por eso le llamamos el árbol de la vida y procuramos imitarlo. El está en la tierra y en el cielo y así crece desde pequeño, y así muere, enraizado y gozando de la luz y las estrellas.
Es un poema de humildad bajo la tierra y de grandeza en sus ramas y su copa.
"El infinito en un junco", y en él, a través de papiros, pergaminos y letras nos ha llegado la historia del saber de los humanos.
¡Que no se nos olvide, cuando ya no haya libros y guardemos toda la inteligencia en la pantalla de cristal templado o de coltan!
Que podamos disfrutar de la naturaleza y respirar el aire limpio, y no nos controle la Inteligencia artificial de tal manera, que perdamos sin saberlo, los bosques y la libertad.
Aquí os dejo el “árbol de la vida” en patchwork. No da sombra, ni siquiera algún fruto o baya refrescante en este agosto, que por aquí es muy cálido. Lo que si lleva y mucho, es trabajo. Tal vez también, un poco del arte de telas y puntadas.
PD. La fotografía no le hace justicia en cuanto a los colores, ocurre como con tantas cosas de la vida, lo real, la realidad, no tiene parangón.