En la confiada intimidad hay un momento de especial belleza: al levantarse. El cuerpo, amanece todavía envuelto en el sueño y la pereza. Sentada al borde de la cama, un rayo de luz furtivo lo descubre sensual y cálido. Las formas delicadas emergen con una suavidad infinita y sugerente. El rostro cubierto aún tras la cortina de azabache, no quiere competir con el astro que la naturaleza nos envía. ¿Quién le pondrá nombre, a esa mujer cuando aparezca y deje ver sus ojos? Mejor sin nombre; mujer únicamente, universal y singular. Femenina siempre.
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25 abril 2010
Confiada intimidad
En la confiada intimidad hay un momento de especial belleza: al levantarse. El cuerpo, amanece todavía envuelto en el sueño y la pereza. Sentada al borde de la cama, un rayo de luz furtivo lo descubre sensual y cálido. Las formas delicadas emergen con una suavidad infinita y sugerente. El rostro cubierto aún tras la cortina de azabache, no quiere competir con el astro que la naturaleza nos envía. ¿Quién le pondrá nombre, a esa mujer cuando aparezca y deje ver sus ojos? Mejor sin nombre; mujer únicamente, universal y singular. Femenina siempre.
24 abril 2010
Una puerta
No es un cuadro, es una puerta secreta donde encerramos la noche, los trastos viejos, lo que ya no sirve para hoy. Es simplemente una estancia con recuerdos. La ilusión de que de alguna forma tendrán luz. ¡Nos han acompañado y seguirán latiendo, por si algún día decidimos entrar con la barca a rescatarlos!.
23 abril 2010
Bodegón
Para su comedor, una persona muy querida, me pidió algo sugerente. Pienso que en el interior de un cuadro, como en el interior de cada uno, siempre debe haber sitio para la sorpresa y la imaginación. Lo que cada uno añade es lo que da belleza a cada día, también a cada comida o a cada banquete. Los aromas, los sabores, son un secreto, que sólo probarán los comensales. En la cocina se realiza la alquimia mágica de cariño y alimentos. Distintos cada día. Cada día nuevos. Su símbolo son tanto el almirez como el puchero de la abuela. Tan sólo el pan, candeal y nuestro de cada día, está presente en el lienzo. Y la fruta variada y sabrosa de la vida. Todo lo demás.... cortesía de la casa, incluso el vino.
16 abril 2010
Escuchando la melodía de la vida
Un momento intenso antes de pintar...dejar que me llegue el latido de la vida.
El mar vive, y la chica, sus manos, su pelo, la caracola, la luz, el color, la sombra... Cuando el alma está embriagada, y todo está en su sitio, el pincel sigue a las manos, y estas a la imaginación.
Y después de llevar al lienzo lo que sientes, te das cuenta que solo una parte muy pequeña se ha volcado hecha óleo, y vive ahí como una pequeña criatura.
Y después de llevar al lienzo lo que sientes, te das cuenta que solo una parte muy pequeña se ha volcado hecha óleo, y vive ahí como una pequeña criatura.
14 abril 2010
10 abril 2010
Agradeciendo la luz
Las formas agradecidas de la luz admirable de Isabel Guerra, me dejaron atónita. Varias veces nos acercamos a sus exposiciones, pero nunca sus cuadros estaban a la venta. Mejor, sus exposiciones salían ya vendidas. Pensé que la única forma de acercarme a ella, era tratar de imitar lo inimitable. Ser testigo de que los genios nacen y se forman y crecen, pero son humildes cuando son grandes. Tuve que estudiar una y mil veces, para quedarme siempre a las puertas de una de las grandes artistas de finales del siglo XX y principios del XXI. Me encanta esa incomparable maestra religiosa, que puede hacer a la gente orar ante sus obras.
09 abril 2010
Primavera
La naturaleza une. Es una fiesta. Todos vivimos de ella. Es importante apreciarla, valorarla, respetarla, salir a verla y gozar de la energía a pleno sol. Cada uno decubre cosas nuevas y distintas. La naturaleza es una madre, la madre tierra. Tal vez por eso las madres son las primeras en llevar a sus hijos a que estén en contacto directo con su hermosura. Y que corran, rian, descubran ese mundo que es su mundo y vengan a casa con él en la retina.
Las madres, y las mujeres en general, ponen en su casa un toque de naturaleza, con sus flores, y sus riegos, sus macetas y su colorido, y su energía natural protegiéndolo todo. Han conectado con la fiesta de color y la energía de la vida.
Las madres, y las mujeres en general, ponen en su casa un toque de naturaleza, con sus flores, y sus riegos, sus macetas y su colorido, y su energía natural protegiéndolo todo. Han conectado con la fiesta de color y la energía de la vida.
07 abril 2010
Bosque animado
05 abril 2010
Cesta de membrillos
Dicen que El sol del membrillo es el que luce en los primeros días del otoño, cuando los frutos de los membrilleros comienzan a madurar. En su día (1992) fue una obra en la que se trataba de poner en relación la pintura con el cine, como obras de arte. La obra presentada por Víctor Erice, es muy simple. Se trataba de plantar las cámaras delante de un pintor de prestigio como Antonio López, que pinta directamente del natural. Del membrillero que ha plantado en su patio.
Mi pretensión es mucho más sencilla, dejar caer los membrillos recién cortados y traídos en la canasta, sobre una mesa con un paño. Es recoger un momento de la vida del campo, en que el membrillo llega a casa, y justo antes de que sea partido para convertirlo en dulce. Tiene, a mi modo de ver, toda la fuerza de la vida, por las pequeñas ramas y las hojas, algunas ya secas, que indican el otoño, y el color inconfundible, cálido y apetitoso de los membrillos. La gama de amarillos es inmensa. Es como si a la cesta abierta por la luz se le viera el fondo, y generosa hubiera dejado al descubierto esos soles en miniatura. ¡Que gozada poder contemplarlos de cerca cada día! Luego , el membrillo, tan duro y fuerte, se transforma y adapta hasta llegar adquirir, ya dulce, la forma del recipiente en que se guarda. Entonces, ese pequeño sol, se sirve y alimenta.
Mi pretensión es mucho más sencilla, dejar caer los membrillos recién cortados y traídos en la canasta, sobre una mesa con un paño. Es recoger un momento de la vida del campo, en que el membrillo llega a casa, y justo antes de que sea partido para convertirlo en dulce. Tiene, a mi modo de ver, toda la fuerza de la vida, por las pequeñas ramas y las hojas, algunas ya secas, que indican el otoño, y el color inconfundible, cálido y apetitoso de los membrillos. La gama de amarillos es inmensa. Es como si a la cesta abierta por la luz se le viera el fondo, y generosa hubiera dejado al descubierto esos soles en miniatura. ¡Que gozada poder contemplarlos de cerca cada día! Luego , el membrillo, tan duro y fuerte, se transforma y adapta hasta llegar adquirir, ya dulce, la forma del recipiente en que se guarda. Entonces, ese pequeño sol, se sirve y alimenta.
03 abril 2010
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