Lo que se desea, si uno se lo propone, lo consigue. Nos ha sucedido mil veces. No hace falta ser un mentalista. Se puede hacer memoria de cuantas veces en la vida nos ha sucedido. Cuanto más recordemos, más conscientes seremos de que es posible.
El poder de la mente es desconocido, pero según los expertos, no tiene límites. Sacar partido de nuestras capacidades, es un reto. Cuando lo aceptamos, cambiamos los problemas en oportunidades de aprender, y crecer. Yo se lo dije siempre a mis alumnos, en mi etapa docente.
Ahora, sigo aprendiendo a vivir y disfrutar. Mi reto es casi un juego. La mente se educa. El juego, los juegos también sirven para crecer, porque son desafíos. Por lo menos nos mantienen activos.
Todo eso, para contaros una anécdota, sobre este originalísimo “cat on a quilt” y mi post de hoy. Estando en clase un día, Julia, dijo que tenía un puzzle precioso inacabado y que no podía concluir porque se mareaba con tanta ficha. Y a mí que esto de los puzzles me encanta, rápido me apunté y se lo pedí.
Y….este es el resultado. Bien es verdad que las fotos, no hacen justicia a la hermosura del original. Me ha encantado ir encajando una a una las mil pequeñas piezas del puzle. Fácil no es, pero… recompensa verlo terminado y poder darle esa alegría.
Para quien ama este arte, de las telas, los hilos, la máquina, los colores, un ratón que sale del cajón, un gato juguetón, o un perrito como el mío, terminar algo tan pequeño, es más que una aventura, una odisea. Los traviesos duendes, en un momento de descuido, te roban algo necesario. Cualquier trabajo, puede saltar por los aires. Es otro riesgo. ¡La vida está hecha de pequeños detalles! ¡Cada elemento es