La naturaleza es vida, es un mundo lleno de detalles. Pero la naturaleza y los detalles son una creación nacida del amor, para disfrutar de la vida, cada mañana y siempre.
La creación es, ha sido y lo será, el interior que asoma y se desborda en mil formas, vidas y colores. Y está en expansión, porque nunca se agota y en cada ser se multiplica, se transforma y embellece.
Todos estamos ahí, en la inmensidad íntima que crece en el silencio, y va naciendo a la luz un mundo nuevo, como si fuera el parto gozoso de un hijo y luego, los hijos de los hijos. El amor más allá de las estrellas, más numeroso, más brillante, más infinito.
Nuestras pequeñas obras, van naciendo, entre nuestras manos, a nuestros ojos, como un proceso de transformación de lo que somos y vivimos. Todo es nuestro y no lo es, como un hijo, como todo lo que hacemos. Una creación de estrellas de colores.
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Un acto de amor, que en el tiempo, casi sin querer suma detalles a detalles y llega un momento que aparece en conjunto y "nace" para prolongar la creación o expresarla de otro modo, distinto y personal.
Posiblemente haya algo de esfuerzo, mucho de cariño y constancia, pero al fin también de gozo, de "tenerlo y no", de ser "algo mio y no", con "orgullo y no" porque nada he sacado de la nada, porque mi obra, tiene su vida propia al lado de otras, también bellas y hermosas.