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11 febrero 2015

Junto a la flor de loto

Lo pinté para que fuera uno de los cuadros que presidiera mi salón. 
Ahí sigue con su mensaje doble, de flor y de mujer que piensa, o a la que la flor hace pensar.

El loto parece flotar sobre la paz del agua. Aunque sus raíces se hundan en el barro, es la planta que va desprendiéndose de todo hasta encontrar la luz. Capaz de regular la temperatura, como los seres de sangre caliente. Se mece sobre el agua, pero surge libre, desprendida, sin otro deseo que la luz.

Ajena a todo, confiada, abre sus pétalos y entonces aparece todo su esplendor. Por eso es la metáfora del alma, de lo que uno puede lograr, a pesar del barro, la adversidad y el fuego. 
En la sabiduría tranquila, la confianza en la luz, que puede eclosionar en una delicada flor.


En algunas religiones orientales, la planta del loto es una flor viajera, que desde el barro, gracias al agua de la vida, rompe la superficie y alcanza la perfección por encima del agua, protegiendo muchas veces la vida que se esconde bajo las hojas.

Simboliza desprendimiento, confianza, pulcritud, suerte, paz e iluminación.

Y para mí, esa tranquilidad, esa mirada reposada, esa búsqueda de la luz y de la perfección, es todo lo que necesito para poder crecer, para poder amar, para poder trabajar, y si no sonara pretencioso, también para poder crear.

Con esta imagen, quisiera transmitir lo mejor para todas mis amigas y amigos, Parece nada, pero...para mí es esencial en todas las circunstancias y estaciones de la vida.
Un abrazo.