Ni un fuego, ni una hoja, ni un color, le falta al otoño, ni al paisaje.
Y el amor que da vida al paisaje se eleva perezoso hasta las nubes.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhj792N6RA9JdXfSK6Q6THZzIDKAEUdNUifUFQoe_pMK-t5MXfc3zPmO_bRFGGHk8UByTDDef16u6AjCRcAN7sLkEiSahijW9oEs7PBToHvUUa8cQkmDrTndsbQ9Gx4LJCXFKFBuNci8rg/s320/Oto%25C3%25B1o3.JPG)
Damos pasos para salir de la rutina y nuestros pies descubren sensaciones nuevas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFp1GtCYjTct7XjNsAM4ej_Dp4PvkzgeHDv-9CVw2Mm9LmWikhF8nFuP1Cmppewx3tOmV4tSBkWchTziUrCPofYwriupTTXnRk9Ip-iIgiGjArrO0UWdc7uazNGHYh7HI2k1w3W4I11Ts/s320/Oto%25C3%25B1o6.jpg)
Yuki, una delicia viva, a nuestro pies.
De este modo, el paisaje, los trabajos, la cocina y el cariño se entrelazan y son uno con nosotros y nosotros en ellos.
¡Qué maravilla de plenitud y biorritmo!