La abundancia está ahí, es un regalo. Al descubrirla nos enriquecemos y contagiamos de su grandeza a todo lo que tocamos y a cuantos encontramos. Es un arpa en el rincón del alma. Cuando dejamos que la luz llegue hasta sus cuerdas, comienza a sonar la sinfonía que nos hace vibrar y permite que se pueda ver lo que llevamos dentro. Y, curiosamente, podemos escuchar y apreciar la melodía y la belleza de quienes van a nuestro lado.
Es un inmenso
placer descubrir que unas telas, unos
hilos, unas puntadas, y un blog de patchwork en un rincón del mundo, puedan cobrar vida,
atraer miradas y despertar amigos. ¡Merece la pena!