Ya estamos en enero y sigo mi camino.
Ha comenzado un año más, o queda un año menos, según se mire. Lo importante no es el camino, ni el reloj, ni el calendario.
El pasado nos ha traído hasta el hoy. También a mí. Ya no somos lo que fuimos. Ni lo que fui ayer, ni tampoco lo que seré mañana. ¡Qué verdad! La vejez no me da miedo, ni el futuro.
Cada día intento abrir los ojos, pensar, caminar y tratar de ser y de vivir.
El manantial de la vida es inagotable, pero se puede enriquecer cada momento. El ser también.
Los pensamientos y el lenguaje crean la realidad y nos acercan a ella o nos alejan.
El cerebro se educa, se va educando poco a poco a lo largo de la vida, con errores y aciertos, con decisiones y con hechos. Si uno abre los ojos y la mente.
Si la formación y la información que hemos recibido nos capacita, seguro que el lenguaje, las decisiones que tomamos y lo que vamos haciendo, conducirán nuestros pasos hacia el mañana. Pero todo tiene su por qué y también su trascendencia. Y sus consecuencias son personales, ciertamente, pero también para los que van ahora a nuestro lado, y para los que vendrán mañana por este camino mismo que ahora vamos.
Ni la vida trae un libro de instrucciones, ni el ser para llegar a ser. Es un regalo que tenemos que ir descubriendo a cada paso. Ni siquiera después de haber elegido una profesión y formado una familia, dejamos de enfrentarnos al dilema de las decisiones acertadas o equivocadas, y los consiguientes aciertos o fracasos. Eso lo vamos aprendiendo al caminar.
Todo enseña.Si aprendemos de los momentos maravillosos, y disfrutamos de la vida, seguro que los errores, los fracasos y las dudas, que las hay, también nos ayudan a ser. Porque en el fondo sabemos poco de casi todo. Lo importante ni siquiera es saber, porque lo que importa de verdad es ser, ser uno mismo.
Todo enseña.Si aprendemos de los momentos maravillosos, y disfrutamos de la vida, seguro que los errores, los fracasos y las dudas, que las hay, también nos ayudan a ser. Porque en el fondo sabemos poco de casi todo. Lo importante ni siquiera es saber, porque lo que importa de verdad es ser, ser uno mismo.
Alguien ha dicho que "solo hay dos días en el año que no se puede hacer nada: ayer y mañana. Así que...hoy es el día que hay que vivir, amar, creer, hacer y disfrutar". Y eso no podremos hacerlo sin los demás: familia, amigos, conocidos etc.
Siendo verdad todo eso, hay que decir que la actitud, lo vivido y los recuerdos ayudan y mucho. Hoy fui con mi amiga a ver a mis profes de patchwork. El abrazo del reencuentro fue una gozada. Vivimos tan intensamente nuestras clases con ellas y con las compañeras, que estar lejos no da nostalgia, pero al encontrarnos, o escribirnos o llamarnos, nos produce la alegría de encontrar a un ser querido.
Tengo, ahora, a mi perrita a mi lado. La miro y me lame la mano. Es su respuesta emocional. Y os dejo, porque tengo que ir al ensayo de los viernes.
Un abrazo amigas y amigos. No os olvido. Deseo que hayáis empezado bien el año.