El bloque es un pretexto para seguir hilando fantasías, y dando algún pespunte en el camino de la amistad, que cada vez está más claro y con menos hierba. La arquitectura perfecta, limpia casi aséptica, tiene vida. Sin coches y sin humos. Son viviendas humanas, humanizadas con animales y con árboles. Pero el misterio es que no aparece el hombre. Habrá arquitectos, claro, y constructores. Tampoco aparece la mujer. Nosotras estamos en la trama, en poner el mundo en pie, en la humildad de las puntadas, en el perfume del aire. En todo, desde que amanece hasta bien entrada la noche. Las magnolias tienen otra luz. ¡Como nosotras!
