Alimentar la fantasía de los niños y dejar que jueguen es parte del
aprendizaje. Hay que meterse en ese
juego, ir por delante y dejarles libres. En el juego son ellos mismos
–espontáneos- quienes se organizan.
La vida es un juego y una aventura, cada día. También para los adultos. “Yo he crecido a mi pesar”,-dijo el pensador vasco- y sigue siendo verdad. Pero eso, también es un descubrimiento.
A los niños lo que le gusta, además del juego, son las excursiones. Les propuse una aventura a un lugar lejano, donde podían encontrarse con desconocidos.
Sólo había un problema: yo no podía ir con ellos, porque tenía un compromiso.
Así que lo arreglamos… cargaron sus mochilas y… se fueron a la Exposición Nacional de Patchwork a Pamplona.
Sé que allí se han encontrado como en casa porque en todos los lugares hay gente encantadora, también en esto de la aguja y las telas.
Tienen que aprender que no les secuestran porque alguien les mire. Tienen que vencer el natural pudor de los artistas.
Dejar que vuelen libres y encuentren la expresividad en la sencillez y la normalidad .
Pero..¡¡¡ya les echo de menos!!! Estoy deseando tenerlos conmigo. Descubro, que el arte, no está reñido con los sentimientos.
Un beso a todas y todos.