Dando vida, poniendo sal y algo para alimentarse, tejimos historias, contando cuentos a los niños, inventando relatos, arropando, tiñendo las horas de colores y también las telas, enhebrando ilusiones y alentando con palabras, acogiendo en silencio, anudando angustias y esperanzas, girando la rueca o manejando la lanzadera de un telar, entrenando la mente de las personas a no darse por vencidas, ayudando a todos a soñar, mientras hilvanábamos verbos y adjetivos, le quitábamos el miedo a los números y a las notas musicales, a los mitos y fantasmas con una tiza o al son de una guitarra.
Bordamos, cortamos, cosíamos, pintábamos, cantábamos, dimos forma artística a la arcilla, al barro, a los chicles, a los ramos de flores, y hasta a los restos de trapos, con puntada escondida, convertimos en patchwork.
Hicimos punto y versos, nos enamoramos, supimos de susurros y melancolías, fuimos valientes -sin saberlo-, nunca tuvimos miedo o lo disimulamos,-para que nadie se creyera más valiente aunque tuviera fuerza-, intuimos , aprendimos viajando y también sin movernos, leyendo y escuchando, mirando al azul del cielo desde la ventana o escuchando las olas desde los acantilados, vimos zarpar los barcos y los despedimos agitando un pañuelo con el brazo extendido, con sentimientos contenidos, preguntas sin respuesta...
Todo eso y más, lo he recordado ahora, cuando han parado el mundo, y he tirado del ovillo de los recuerdos de mujer, docente, madre, ama de casa, amiga de mis amigos, con el gozo incansable, incontenible de vivir y agradecer el estar aquí y poderos decir: ¡Vivo, siento y sueño, que no es poco!
cada minuto que pasa debíamos celebrar el estar vivos.
ResponderEliminarFeliz tarde, amiga
Es triste reconocerlo, pero un frenazo (que no un paro) es conveniente, sobre todo cuando se divisan curvas. Curvas peligrosas que pueden llevar el vehículo precipicio abajo. Hablo del calentamiento global, de la próxima crisis del agua, delos consecuentes flujos migratorios que llegarán...
ResponderEliminarEste frenazo, quizás tengo esto de bueno -quizás solo eso- que disminuir la velocidad era conveniente. Pero ¿no estamos ya volviendo a apretar el acelerador?
Demasiada prisa detecto en el ambiente.
No no es poco. Más bien es al contrario. Poder cantar a día de hoy las excelencias de la vida vivida, es estar vivos, y dispuestos a seguir experimentándola.
ResponderEliminarY si bien muchos afirmarían querer hacerlo, no todos pasarían de la retórica.
Hace falta, creo, firmeza para ello. Claridad en el querer. Y esa dulzura que rezumas en tus palabras y trabajos.
De ambas realidades da cuenta este texto e imagen. Y por imagen me refiero a ese pueblecito rústico y pastoril :)))))) que preside tu blog.
Me encanta esa valla que bordea tu casa, y cuyo buzón ostenta tus iniciales.
Gran abrazo Ángela.
¡Me encanta como puedes describir un pensamiento!
ResponderEliminarPodemos ir encadenando verbos y hacer lo impensable y al mismo tiempo, qué fragilidad podemos sentir ante un bichito que nos ha parado y a tanta gente para siempre. Una pena.
ResponderEliminarQué bonita tu entrada!!! Ahora es cuando nos damos cuenta lo insignificantes que somos.
ResponderEliminarBesitos guapa
Marta, feliz natal.
EliminarAh, diga a Angela
para seguir o meu
blog. Diga também
que há muito eu já
sigo o dela.
Ângela, segue meu
blog, vai!
Beijos, Marta e
obrigado.
Me ha gustado mucho leerte. Profundo y hermoso.
ResponderEliminarUn beso.
Mi querida Yo estoy tal cual vos y quizís con un poco de depresion Sin ver un futuro cercano viviendo solo el momento que tenemos con miedos por los nuestros los tuyos los míos
ResponderEliminares una desgracia que esto pase simplemente por el poder de los gobiernos
Te cuento algunos comentarios los hago texto es por eso que te invito a ver algo que ya has comentado y pido tu opinion sobre eso.Gracias reina