Además han cobijado nidos llenos de vida. Saben de aleteos nuevos y progresos pequeños incipientes.
Han sentido el temblor de ese saltar de rama en rama de polluelos hasta partir felices con los padres, y perderse en el azul.
El bosque está lleno de canciones y recuerdos. Mis hojas se entrelazan como manos, para no perder nada de lo que ha ido naciendo poco a poco.
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