Para los amantes de Patchwork, ir a disfrutar de la expo de Sainte
Marie aux Mines, en Alsacia, Francia, es una ocasión única, en un lugar
especial, donde se da cita lo más representativo de ese arte a nivel
mundial. Este año, la familia me hizo ese regalo.
No es mi pretensión narrar lo que disfruté, ni contar lo que vi. Tal vez
sería mejor no decir nada, porque cualquier palabra puede empequeñecer y
limitar algo tan maravilloso. Quienes han estado antes que yo saben que
lo que digo es verdad.
Aunque Australia y Rusia eran, este año, invitados especiales, había
obras de Israel, Ucrania, Japón, China, USA, Canadá, además de muchos
países europeos.

Pero, ¿cómo callar y no compartir algo de lo que allí aprecié, para
quienes –desde cualquier rincón del mundo- me vienen siguiendo y
mostrando su cariño? ¡No sería justo guardarlo para mi, pues ya he
disfrutado y saboreado aquel instante!
Puedo decir que del 18 al 21 de septiembre 2014, tuvo lugar el
encuentro europeo de la Exposición de más de 1000 obras sobre el tema;
en textiles antiguos, tradicionales y contemporáneos.

La Exposición tiene lugar en tres pueblos. Los pueblos están situados en
un verde valle alargado entre montañas en las laderas de los Vosgos.
En cada pueblo hay exposiciones en museos, casonas, palacios e
iglesias, además de tiendas montadas comerciales.
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Es algo muy especial encontrarse, conocer y poder saludar personalmente a
muchas de las artistas de las obras expuestas.
¡El mundo es un pañuelo
lleno de gente grande! Cientos, tal vez miles de personas- sobre todo
mujeres-, se pusieron en camino, desde sus lugares de origen, para poder
coincidir un día, en un lugar concreto a cientos o a miles de
kilómetros de sus propias casas.
Al mirarnos a los ojos pudimos ver que no somos tan diferentes, y que en
la pupila baila el mismo resplandor y la misma luz que ilumina el arte y
la vida en todas partes. Puede ser diferente el idioma, pero es muy
parecido el amor por lo que hacemos. ¡Qué maravilla de variedad y
sintonía!
Ojalá que las imágenes os digan más que mis palabras. Las cosas más
bellas del mundo se contemplan y se sienten con el corazón. Después, la
última verdad: imágenes y palabras llevan el mismo cariño.
Ángela.