La mujer llena de fuerza y luz, trabaja como el hombre, pero siempre está bella bajo el sol, o en la noche, vestida de gala o en traje de faena. Nada es monotonía, porque hasta los pliegues el pañuelo sonrien, y hasta el mandil le canta al viento con salero. La vida en el campo, en la siega y en la trilla o en una plantación de arroz, tiene un encanto especial si la mujer pisa el paisaje y lo humaniza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario