Los cestos, el banco, la fruta, las flores, el paño, todo es de pueblo. Es posible que los usos hayan sido muy diversos. El arte estaba en la luz dormido. En general, se va buscando utilidad. Pero eso es tan solo una de sus muchas posibilidades. La chispa no está sólo en las flores, por supuestso. La imaginación es lo que cuenta. En cada vivienda no sé quien, pero alguien o todos sus moradores, ponen un poquito de sensibilidad, de orden y de lo que llevan dentro para convertirla en un hogar cálido y entrañable. Cuando uno se acerca al pueblo, encuentra la gente sana, abierta, cariñosa y dulce que pone lo que son y lo que tienen a tu disposición. Tan solo tienes que disfrutar de todo, porque en una casa de pueblo no falta de nada y además de bueno, generalmente abundante. Trastos muchos, algunos ya muy viejos. A veces, alguien tiene ocasión de descubrirlos, y mirarlos de otra forma. Si se ha producido el hechizo es tan solo cuestión de dejar que la pátina del tiempo se enrede en la retina y el pincel.
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