22 noviembre 2009
El zapato
.Hay unas botas viejas, famosas e inmortales, incluidos sus cordones, porque fueron el plato imposible del genial Charlot. Aquí, el zapato abandonado en el campo, sirven de granero o de silo a los petirrojos. Dios mío, ¡cómo se las ingeniarán las aves para sobrevivir cuando parece que no hay nada! Y en los inviernos fríos, ¿dónde encuentran refugio y alimento? Hay algunos pájaros que se acercan al hombre y de migajas sobreviven. Pero los otros, más celosos de su libertad y de sus trinos, ¿dónde van? ¿quién los alimenta hasta que vuelve a sonreir la primavera?. Yo tengo mis pájaros al viento, al frío y la intemperie, en invierno y en verano, pero yo los cuido... Seguro que “los otros”, tienen también un cuidador que no vemos. Acaso sea el mismo que vela por nosotros. Como en Charlot, hay mucho de inocencia primitiva en este cuadro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario